¿Hacia dónde miran las gaviotas?

Si observas los bandos de gaviotas que se posan en la orilla del mar en días que sople algo de viento, podrás ver que todas miran hacia el mismo punto, indicando el lugar de procedencia del viento, como si de veletas vivientes se tratara. Intentaré explicarte la causa. El plumaje en las aves cumple varias funciones entre las que cabe destacar la de aislamiento térmico, o sea, reduce la influencia de la temperatura ambiental sobre el cuerpo del ave. Para el correcto funcionamiento del sistema aislante, las plumas deben encontrarse minuciosamente conservadas, así como perfectamente alisadas y peinadas, lo que conlleva faenas diarias de aseo y cuidado en las que invierten grandes cantidades de tiempo. Con todo ello consiguen formar una fina capa de aire, aislada de las condiciones externas, entre la piel y las plumas. Cuando sopla el viento, las aves expondrán el pecho, encarándose hacia él para hacer valer la posición aerodinámica de su plumaje. El aire recorrerá suavemente el exterior del plumaje sin conseguir acceder en ningún punto al interior de la capa aislante. Si, por el contrario, el viento soplara desde la cola, levantaría el plumaje y entraría a través de los recovecos hacia la capa aislada, desequilibrando su temperatura.

Cuando están nidificando, las gaviotas también modifican su posición, pero esta vez con respecto a los incidentes rayos de sol. La intención será mostrar siempre el pecho hacia la fuente de luz y calor. Con ello consigue reducir la absorción de calor en exceso, como veremos a continuación. Por una parte, exponen menor superficie corporal hacia el sol que si mostraran la espalda o el costado. Por otra parte, el pecho y la cabeza, al ser blancos, reflejan muy bien el calor del sol, al contrario que el dorso o los costados, siempre de colores más oscuros. Lógicamente, para conseguir estar siempre mostrando el pecho al sol, deberán girar 180 grados a lo largo del día, mirando hacia el Este al amanecer, para ir girando paulatinamente hacia el sur conforme avanza el día, y acabar mirando hacia la puesta de sol.

Existen otras especies animales que utilizan la exposición al sol con la intención contraria, o sea, para absorber calor. Para conseguirlo, expondrán a su luz las zonas más oscuras del su pelaje o plumaje, zonas que, a su vez estarán profusamente surcadas por vasos sanguíneos que se encargarán en poco tiempo de repartir el calor por el resto del cuerpo.

¡Colorea!

La vida lejos del suelo

La capacidad de volar de las aves es, en realidad, una herencia reptiliana de los tiempos en que los dinosaurios poblaban la tierra. Como ya hemos comentado en un capítulo anterior, las últimas teorías evolucionistas apuntan a que las aves proceden de un grupo de dinosaurios no extinguidos. Un antepasado famoso es el “archaeopteryx”, de unos 200 millones de años de antigüedad, aún con rasgos principalmente reptilianos pero ya con incipientes rasgos de ave.

El planeo, que es la forma básica de vuelo, se basa en una razón teórica muy simple: se trata de utilizar estructuras de bajo peso que al cortar el aire creen una diferencia de presión entre el aire situado inmediatamente por encima e inmediatamente por debajo, siendo menor la presión superior. De esta forma se produce una especie de absorción hacia arriba que mantendrá el objeto en el aire.

El vuelo no es en absoluto exclusivo de los pájaros. Existen reptiles voladores, como el conocido como dragón volador que habita en el sudeste de Asia e Indonesia, dotado de unas membranas desplegables a cada lado del cuerpo, que le permiten hacer importantes planeos entre los árboles. También pueden volar algunos anfibios, como la rana de Reinwardt, dotada de amplias membranas interdigitales en las cuatro patas que despliega para planear. Incluso existen peces que pueden volar, como el conocido pez volador, dotado de grandes aletas pectorales y ventrales que utiliza a modo de alas, pudiendo realizar por encima de la superficie del agua planeos superiores a los cien metros.

Entre los insectos el vuelo es bastante común y un gran porcentaje de ellos están dotados de alas funcionales. En muchos el vuelo se utiliza además como una forma de cortejo nupcial y las alas pueden servir como eficaz regulador de la temperatura en el interior de los habitáculos coloniales, como los en enjambres de abejas.

Entre los mamíferos también existen algunos voladores, incluso altamente cualificados, como es el caso de los murciélagos, capaces de realizar increíbles maniobras aéreas en el transcurso de sus sesiones de caza. En un grado menor de perfección se encuentra el vuelo de las ardillas voladoras, que pueden realizar largos planeos entre las ramas de los árboles. Pero el caso más increíble de todos es el del hombre, que es capaz de volar más alto, más rápido y más cómodo que ningún otro animal sin haber sido dotado por la naturaleza de ningún atributo especializado para tal fin.

Los secretos del flamenco rosa

Como sabes, el flamenco es un ave de gran tamaño y larguísimas patas que tiene su cuerpo cubierto de plumas de colores blanco y rosa principalmente. También sabrás que se trata de una especie común y fácil de observar en muchas zonas húmedas, como las Marismas del Odiel, Doñana y el Delta del Ebro.

Sin embargo, ¿sabes de dónde proviene su nombre? Pues a pesar de su silueta estilizada, de sus constantes "taconeos" en busca de alimento y de su distribución sureña, el nombre de flamenco no tiene nada que ver con las guitarras y los trajes de gitana. Flamenco viene de pájaro-flama, o pájaro de fuego, por los destellos rojos que producen sus plumas al volar en bandos. El nombre con el que lo denominan lo científicos (Phoenicopterus) procede, del mismo modo, de Phoenix o Fénix, que era un ave mitológica que resurgía de sus cenizas tras haber sido calcinada por el fuego.


Hoy día el flamenco está protegido por la ley, lo que significa que no se puede cazar ni perturbar. Sin embargo, en tiempo de los romanos, cuando era muchísimo más abundante que ahora, su lengua era considerada un apreciadísimo manjar y por tanto consumida con deleite en los grandes banquetes.

Pese a su gran tamaño, el flamenco se alimenta de invertebrados de tamaño diminuto que viven en el agua. Para ello ha perfeccionado en el interior de su pico una auténtica bomba de filtrado de agua, que actúa a gran velocidad: el agua, una vez introducida en el interior del pico es comprimida con la lengua contra unas laminillas que cubren los bordes de ambas mandíbulas. Estas laminillas actúan como filtro reteniendo todo aquello que es más grueso que una partícula de fango. El sistema es idéntico al de las grandes ballenas barbadas.

Por otra parte, para levantar las partículas que se hallan depositadas sobre el fondo, bajo el agua, los flamencos avanzan "taconeando" constantemente con sus patas, con lo que consiguen remover el fondo. Pero debido a sus largas patas y su largo cuello, el flamenco está obligado necesariamente a comer siempre cabeza abajo. La coloración rosácea característica de los flamencos la reciben a través de la comida, principalmente de unos pequeños crustáceos, entre otros los denominados Artemia salina. De hecho, los flamencos retenidos en cautividad (en zoológicos, por ejemplo) si no reciben la dieta adecuada pierden el color hasta quedarse prácticamente blancos.

¡COLOREA!

Estrategias para comer cosas raras


Las personas hemos desarrollado un buen número de herramientas y artimañas que nos permiten comer alimentos que en estado natural serían prácticamente indigestibles. Para cortar y trocear los alimentos duros contamos con la ayuda de cuchillos y tenedores, para facilitar la digestión cocemos y freímos aquellos alimentos que crudos no podríamos consumir, y las batidoras y los pasapurés permiten refinar la textura de nuestras comidas. Sin embargo, figúrate lo difícil que es para las aves manejar una batidora, una olla a presión o un simple tenedor. La naturaleza, tras millones de años de pruebas, ha perfeccionado un buen número de estrategias curiosas para facilitarles la alimentación a los seres que pueblan el planeta. Veamos algunas de ellas.

Por diversas razones, un buen número de aves predadoras, entre las que se encuentran todas las rapaces, deben tragar las presas de pequeño tamaño enteras y sin masticar ni trocear. Una vez completado el proceso de la digestión comienza el verdadero problema. Imagínate que te tragaras un ratón enterito y que además, consiguieras digerirlo, o sea, extraer de él todas las sustancias nutritivas, ¿cómo harías para expulsar todas aquellas partes que son imposibles de digerir, o sea, todos los huesos, pelos, tendones y demás?. La solución se llama egagrópila. Las egagrópilas son unas bolas compactas que contienen todo este material de desecho y que se expulsan a traves del pico. Su forma redondeada y una buena dosis de una especie de saliva pegajosa y resbaladiza evitan que en el camino de salida se pueda dañar el interior de la garganta del ave.

Las egagrópilas contienen una información de incalculable valor para el investigador de las aves, ya que una vez estudiadas con detenimiento, pueden mostrar claramente la composición de la dieta de cada especie en una zona o en un hábitat concreto. Bajo los posaderos habituales de rapaces pueden encontrase un buen número de estas egagrópilas. La identificación y cuantificación de los materiales contenidos en cada una de ellas es una tarea habitual para los ornitólogos. Recuerdo que en una ocasión, localicé una anilla de un pajarillo en el interior de una egagrópila de búho chico. Como es habitual en estos casos, envié los datos de la anilla a la oficina central de anillamiento, que se encuentra en Madrid. Cual no sería mi sorpresa cuando contestaron mandándome el historial del pajarillo en el que constaba que yo mismo había sido quien lo había anillado varios años antes.

Las especies de aves nadadoras o buceadoras que se alimentan de peces, se ven forzadas a tragarlos enteros, ya que en la mayoría de los casos no cuentan con extremidades desarrolladas para sujetarlos y trocearlos. Las aves experimentadas tragan los peces comenzando siempre por la cabeza, de forma que las aletas del pez se repliegan sobre si mismas sin pinchar ni arañar el interior de su garganta. Posteriormente expulsan una egagrópila (que como ya vimos es una bola de desechos) con todo lo que no pueden digerir. Esta costumbre puede causar serios daños si no se toman las debidas precauciones, sobre todo a la hora de alimentar a los polluelos, cuyas gargantas son extremadamente delicadas. Ten en cuenta la cantidad de espinas que contiene un pez y que en los bordes de las aletas suelen tener un buen número de puntiagudas espinas. Por ello, los adultos de los somormujos y los zampullines dan de comer a sus pollos plumas para que puedan englobar las espinas de los peces y formar egagrópilas suaves al roce con el interior de la garganta.


Como ya sabes, cuando comemos pan estamos comiendo en realidad trigo que previamente ha sido molido y convertido en harina. Sin embargo las aves comen las semillas (entre ellas puede estar el trigo) que no han sido trituradas. Y si te fijas, las aves no tienen dientes ni nigún sistema triturador para deshacer las duras semillas. ¿Piensas que tu organismo podría digerir un puñado de semillas duras sin masticarlas ni triturarlas?. Te sorprenderás si te digo que las aves tampoco son capaces por si mismas. Efectivamente, para poder digerir estos alimentos necesitan tragar pequeñas piedras (que los científicos llaman gastrolitos) que en el interior del aparato digestivo funcionan como auténticas piedras de molino, convirtiéndolos prácticamente en harina.

Pero en ocasiones pueden encontrarse con un grave problema ¿qué hacer cuando no hay piedras?. Eso exactamente es lo que ocurre en el Parque Nacional de Doñana, donde al ser terreno de marisma en su mayor parte, no hay piedras. Una de las aves que visita en invierno Doñana es el ánsar común, y su comida preferida la componen las durísimas raíces de una planta que se llama castañuela. Para poder digerir estas raíces deben acudir cada amanecer, en grupos de miles de aves, a las grandes dunas para tragar ¡ni más ni menos que arena!. Por ello, la mayor duna móvil de Doñana se conoce por el nombre de "el Cerro de los ánsares".