La vida lejos del suelo

La capacidad de volar de las aves es, en realidad, una herencia reptiliana de los tiempos en que los dinosaurios poblaban la tierra. Como ya hemos comentado en un capítulo anterior, las últimas teorías evolucionistas apuntan a que las aves proceden de un grupo de dinosaurios no extinguidos. Un antepasado famoso es el “archaeopteryx”, de unos 200 millones de años de antigüedad, aún con rasgos principalmente reptilianos pero ya con incipientes rasgos de ave.

El planeo, que es la forma básica de vuelo, se basa en una razón teórica muy simple: se trata de utilizar estructuras de bajo peso que al cortar el aire creen una diferencia de presión entre el aire situado inmediatamente por encima e inmediatamente por debajo, siendo menor la presión superior. De esta forma se produce una especie de absorción hacia arriba que mantendrá el objeto en el aire.

El vuelo no es en absoluto exclusivo de los pájaros. Existen reptiles voladores, como el conocido como dragón volador que habita en el sudeste de Asia e Indonesia, dotado de unas membranas desplegables a cada lado del cuerpo, que le permiten hacer importantes planeos entre los árboles. También pueden volar algunos anfibios, como la rana de Reinwardt, dotada de amplias membranas interdigitales en las cuatro patas que despliega para planear. Incluso existen peces que pueden volar, como el conocido pez volador, dotado de grandes aletas pectorales y ventrales que utiliza a modo de alas, pudiendo realizar por encima de la superficie del agua planeos superiores a los cien metros.

Entre los insectos el vuelo es bastante común y un gran porcentaje de ellos están dotados de alas funcionales. En muchos el vuelo se utiliza además como una forma de cortejo nupcial y las alas pueden servir como eficaz regulador de la temperatura en el interior de los habitáculos coloniales, como los en enjambres de abejas.

Entre los mamíferos también existen algunos voladores, incluso altamente cualificados, como es el caso de los murciélagos, capaces de realizar increíbles maniobras aéreas en el transcurso de sus sesiones de caza. En un grado menor de perfección se encuentra el vuelo de las ardillas voladoras, que pueden realizar largos planeos entre las ramas de los árboles. Pero el caso más increíble de todos es el del hombre, que es capaz de volar más alto, más rápido y más cómodo que ningún otro animal sin haber sido dotado por la naturaleza de ningún atributo especializado para tal fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario